lunes, 23 de noviembre de 2020

Carta de Pedro Sánchez, Presidente del Gobierno y Secretario General del PSOE, a la militancia socialista

 


Hace un año los socialistas consolidamos el nuevo tiempo político iniciado tras la moción de censura. Obtuvimos entonces la quinta victoria electoral de un año cargado de comicios. Muchas cosas han pasado desde entonces. Comenzamos el 2020 conformando el primer Gobierno de coalición de la historia reciente de España. 

Lo hicimos firmando un histórico acuerdo de Gobierno, una hoja de ruta ambiciosa para ejecutar las cuatro grandes transformaciones que necesita nuestro país: la transición ecológica, la transición digital, la cohesión social y territorial y la plena igualdad de género.  Una agenda política ambiciosa que se vio trastocada por lo urgente: responder ante la COVID-19, un virus desconocido que paró en seco al mundo entero y que ha provocado en el planeta la mayor crisis sanitaria, económica y social del último siglo. Activamos entonces el Estado de Alarma y desplegamos un escudo social y económico sin precedentes; todo con el fin de cuidar la salud de nuestros compatriotas al tiempo que protegíamos a empresas y empleos. Todo con el fin de amparar a los más vulnerables.

La Unión Europea, el Gobierno de España y todas las instituciones públicas tuvimos que reinventarnos en tiempo récord. Rediseñamos leyes, políticas y medidas inexploradas mientras la ciencia trabajaba a contrarreloj contra un virus minúsculo, pero colosalmente dañino. La crisis ha creado nuevas prioridades, pero ha hecho más apremiantes las cuatro transformaciones que nuestro país debía acometer, que estaban ya en la base del discurso de investidura con el que recibí la confianza del parlamento y que coinciden plenamente con las prioridades marcadas por la Unión Europea:

 1) Una transición ecológica justa para lograr una España verde. Hay que cambiar el modelo productivo y transitar hacia un nuevo modelo de desarrollo sostenible. Tenemos que llegar al 2050 con un modelo de producción y de consumo que suprima las emisiones y que frene la crisis climática. El cambio climático es la siguiente emergencia a la que el mundo se enfrenta y frente a ella la única vacuna capaz de protegernos es el cambio de nuestro modelo energético.  

2) La transformación digital de nuestro país, desde la educación hasta la administración, incluyendo desde luego nuestras empresas para situar a España en cabeza de la cuarta revolución industrial.  

3) La cohesión social y territorial, porque queremos una España donde se reduzcan las desigualdades de renta y de oportunidades, tanto las que derivan del origen familiar como las que distancian las grandes ciudades de las zonas menos pobladas. Y debemos superar los desencuentros territoriales que heredamos del pasado reemplazando el desencuentro por el reencuentro.  

4) La igualdad de género. España tiene una deuda pendiente con la mitad de su población. Cualquier discriminación laboral o social debe ser combatida sin descanso, empezando por el peor atropello: la violencia de género. 

Encaramos cuatro grandes transformaciones. 

Cada una de ellas tiene un calado suficiente como para dar sentido a una legislatura completa. Y debemos acometerlas todas a la vez. Ésta es nuestra tarea, éste es nuestro momento y éste es nuestro proyecto.  La tarea es de una envergadura enorme, comparable al desafío que acometió nuestro partido hace 40 años cuando participó y después completó la transición desde la dictadura a la democracia. 

¿Con qué contamos para culminar esta tarea?  Contamos, para comenzar, con nuestras propias fuerzas. Más de 140 años de conocimiento; el compromiso y el saber hacer de decenas de miles de militantes de base y responsables públicos repartidos a lo largo y ancho de nuestro país y en todos los escalones de la Administración. Contamos con un respaldo parlamentario que engloba, desde luego, a la alianza con Unidas Podemos, con quienes suscribimos un acuerdo de coalición progresista; pero que pretende extenderse cuanto sea posible y no excluye a nadie porque todos los apoyos son precisos en un momento en que debemos unirnos para proteger vidas y empleos y para recuperar nuestra economía.  Contamos con un ambicioso Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que está amparado por la respuesta europea que, esta vez sí, ha sabido estar a la altura del desafío de esta crisis. 

Un volumen de recursos sin precedentes que abarca 72.000 millones de euros en transferencias directas, pero también créditos y partidas financieras que, agregadas, suponen una ayuda proporcionalmente mayor que la que recibieron varios países europeos con el Plan Marshall que se desplegó tras la Segunda Guerra Mundial y del que quedó excluida España.  

 ¿Qué necesitamos, entonces? Para empezar, necesitamos unos Presupuestos progresistas y de país. Es decir, una nueva Ley que permita movilizar tanto los recursos nacionales como los aportados por Europa para proteger a nuestros compatriotas más golpeados, para reactivar nuestras empresas, para generar empleo y actividad y para transformar nuestra economía.  

Unos presupuestos para sumar al esfuerzo a trabajadores y empresarios; a familias y Ayuntamientos y Comunidades Autónomas; a profesionales y autónomos. Unos presupuestos respaldados por todas las gentes y todas las fuerzas políticas dispuestas a arrimar el hombro.  Unos presupuestos que nazcan de una unión tan amplia como sea posible. Porque nadie podrá sobreponerse a esta adversidad desentendiéndose de los demás; porque necesitamos el mayor respaldo posible para encarar la mayor crisis de nuestras vidas.  Hemos conseguido franquear un primer obstáculo y en el primer trámite parlamentario se han rechazado las enmiendas a la totalidad del proyecto de Presupuestos Generales del Estado con 198 votos en el Congreso de los Diputados, el mayor respaldo a una tramitación presupuestaria en la historia de España.  

España necesita estos Presupuestos. Los necesita porque constituyen una respuesta excepcional a la altura del desafío al que nos enfrentamos: incluyen la mayor movilización en inversión pública de nuestra historia democrática y aceleran la transformación de nuestro modelo productivo. Suponen un total de más de 239.000 millones de euros para combatir los efectos de la pandemia y blindar así nuestro Estado del Bienestar. 

Una inversión social que contempla la mayor partida de becas; aumenta las políticas para combatir la pobreza infantil en un 59%; destina 3.000 millones para la consolidación del Ingreso Mínimo Vital, que rescatará a 850.000 familias; refuerza en más de 4.000 millones las prestaciones por desempleo; equipara el permiso de paternidad y maternidad a 16 semanas; elimina el copago farmacéutico; destina 180 millones de euros a la prevención de la violencia machista; aumenta la política sanitaria un 75,3%; apuesta firme por nuestros jóvenes; aumenta las políticas de Vivienda en un 25%; las de cultura en un 26%; destina 11 millones de euros en memoria democrática; y aumenta las pensiones no contributivas.  Y avanzamos en una fiscalidad justa para el siglo XXI, apostando por una mejor redistribución de la riqueza donde las rentas más altas y las multinacionales aumentan su contribución al interés general.  

Nuestra obligación como socialistas es explicar sin cesar el alcance histórico de estos presupuestos. Reiterar una vez y otra que nuestro país necesita salir adelante con el concurso de todos. Que no hay excusa que justifique desentenderse de este esfuerzo y menos aún oponerse a él.  Nuestra misión no es sencilla. Habrás comprobado al conversar con vecinos, compañeros y amigos que todos estos avances sociales que comportan los nuevos Presupuestos ocupan poco espacio en el debate público. 

Y, en cambio, la atención se desvía hacia asuntos del pasado, como la lucha antiterrorista, que nada tienen que ver con los Presupuestos ni figuran por fortuna desde hace años entre los problemas de España y los españoles.  Nos corresponde explicar en todas partes que eso no sucede por casualidad. Los Presupuestos son tan indispensables y su orientación es tan indiscutible que los adversarios del Gobierno progresista evitan hablar de ellos y desvían la atención hacia polémicas artificiales y noticias inventadas.  Esta es precisamente una de las tres reglas que aplica el populismo reaccionario que se extendió en años pasados en el mundo occidental y que acaba de recibir una estrepitosa derrota en Estados Unidos. 

El populismo reaccionario crea en primer lugar fake news, noticias falsas que presenta como hechos para desacreditar a sus adversarios. A continuación, se sirve de estas falsedades para fomentar la polarización y la división social. Y, en tercer lugar, jamás acepta su derrota, aunque eso ponga en riesgo las instituciones democráticas.  Lo hemos visto hace muy poco en Estados Unidos y lo vemos desde hace meses en España. Se difunden primero acusaciones falsas y llamativas, fake news; se promueve en segundo lugar el odio y la polarización; y, en tercer lugar, se niega legitimidad a los resultados electorales, y se escamotean sus consecuencias, sea en el ámbito del Poder Judicial, en el Tribunal Constitucional o en cualesquiera de los demás órganos constitucionales. 

Querido compañero; querida compañera: estamos a la vez frente al mayor reto que ha vivido nuestro país en un siglo y ante una oportunidad histórica. Y debemos estar a la altura. Más allá del griterío partidista hay una sociedad golpeada y maltrecha que espera respuestas y soluciones. Una sociedad de mujeres y hombres de buena fe que ha resistido a la embestida de la pandemia y de la crisis económica y social.  Entre declinar responsabilidades y ser responsables, los socialistas elegimos ser responsables. Entre desentenderse de los demás y fortalecer nuestros servicios públicos, el PSOE elige lo segundo. Entre los privilegios y la justicia, elegimos la justicia. Sabemos que en esa posición coincidimos con una amplísima mayoría social. 

Sigamos trabajando en la dirección correcta, desde la democracia, con humildad. Sigamos avanzando para construir la España que queremos sin dejar a nadie atrás. 

 

Recibe mi gratitud por tu compromiso y un saludo fraternal 

 

Pedro Sánchez Pérez-Castejón Secretario General del PSOE 

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