jueves, 19 de junio de 2025
#19J Día Interncional para la eliminación de la violencia sexual en conflictos armados
miércoles, 19 de junio de 2024
¡STOP RAPE NOW!
19 de JUNIO: DÍA INTERNACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA SEXUAL EN CONFLICTOS ARMADOS.
Desde el fin de la Guerra Fría, los conflictos armados, las guerras, ya no son iguales: la mayor parte de ellas son civiles, dentro de un mismo Estado, en contextos muy inestables y con trágicas consecuencias humanas. Las formas incluyen métodos donde la violación masiva de los Derechos Humanos es habitual, donde se recluta a niños y adolescentes, donde el miedo y el terror son estrategias en un concepto asimétrico de conflicto profundamente violento e ideologizado por razón de etnia, credo o control económico.
En Ucrania y en Gaza ahora, antes en Bosnia o Ruanda, nuestro compromiso sigue siendo la eliminación absoluta de la Violencia Sexual en Conflictos Armados.
Para más información:
También en el libro de Rafael Gómez Montoya La violencia sexual en conflictos armados: un arma de guerra fuera del control de la legalidad internacional.
lunes, 20 de mayo de 2024
20 de mayo. Día Mundial de las abejas.
La polinización es un proceso fundamental para la supervivencia de los ecosistemas, esencial para la producción y reproducción de muchos cultivos y plantas silvestres. Casi el 90 por ciento de las plantas con flores dependen de la polinización para reproducirse. Asimismo, el 75 por ciento de los cultivos alimentarios del mundo dependen en cierta medida de la polinización y el 35 de las tierras agrícolas mundiales. Los polinizadores no solo contribuyen directamente a la seguridad alimentaria, sino que además son indispensables para conservar la biodiversidad.
No olvidemos que los egipcios fueron la primera cultura con apicultura.
Dependemos de la supervivencia de las abejas.
Gracias a la beeletter
jueves, 26 de mayo de 2022
Acerca de la violencia sexual en conflictos armados. Entrevista en El Criptex.
Rafa, has sacado un libro que se
titula: “La violencia sexual en conflictos armados”. Antes de introducirnos en
el libro, ¿Cómo estás viviendo la guerra de Ucrania?
Buenas tardes, Alejandro, y muchas
gracias por hacerme esta entrevista a través de tu Blog “El Criptex”. Es todo
un honor para mí.
Sobre la Guerra de Putin sólo se puede
sentir rabia e irritación. Recordemos que Putin lleva mucho tiempo intentando
modificar las fronteras que más le interesaban a su antojo: Transnistria
(Moldavia) en 1992, Chechenia en 1995, Osetia del Sur y Abjasia (Georgia) en 2008, Crimea en Ucrania ya en
2014, granjas de trolls de noticias falsas y ciberataques para garantizar sus
intereses en el mundo… cualquier excusa era buena para extender la mano rusa
más allá de la frontera política y geográfica; injerencia en estado puro
poniendo en brete tras brete a la legalidad internacional, a quienes deben
aplicarla y a la ciudadanía del mundo.
Sobre el
pueblo ucraniano comprensión y solidaridad, mucha solidaridad. Todo el cariño
posible además de toda la ayuda posible. En estos momentos, con 88 días de
guerra, solo podemos desear que el loco de Putin desista de su pretensión a
través de una Europa más unida que nunca ofreciendo lo mejor de nosotros
mismos. En estos momentos me viene a la cabeza la frase de la escritora
nicaragüense Gioconda Belli cuando dijo que la solidaridad era la ternura entre
los pueblos. Apliquémoslo.
¿Tienes datos, como si se ve en
el libro, sobre la violencia sexual en Ucrania?
El libro es una adaptación de la Tesis
Doctoral que defendí en la Universidad Carlos III el 8 de octubre de 2021 por
lo que no tiene datos sobre la Guerra de Putin y su invasión en Ucrania. Pero
desafortunadamente, el patrón se repite. Naciones Unidas tiene localizados 11
escenarios donde la violencia sexual en conflictos armados es hoy una realidad;
y mantiene vigilados otros 8 territorios donde ha existido, entre ellos Bosnia
i Herzegovina. La violencia sexual en conflictos armados es un arma de guerra
ilegal, fuera del control de la legalidad internacional y que debe ser
erradicada cuanto antes.
Por lo que hemos leído durante estos
días, sabemos que la fiscal general de Ucrania, Iryna Venediktova, ha
localizado 6.000 lugares donde el ejército de Putin ha cometido, por sistema,
crímenes de guerra, es decir, violaciones del derecho humanitario que no pueden
quedar impunes. Afortunadamente la oficina del fiscal de la Corte Penal Internacional
o Eurojust también están investigando. También hemos leído, indignados, como la
diputada ucraniana María Mezentseva acusaba a los soldados de Putin de la comisión
de violaciones y agresiones sexuales contra mujeres. La propia Mezentseva
contaba en Sky News como en Brovary, un barrio del este de Kiev, una mujer fue
violada varias veces delante de su hijo; este ataque también lo está
investigando la fiscal general ucraniana. Mezentseva ha llevado al parlamento
muchos más casos. Estas prácticas deleznables e ilegales de los soldados de
Putin ya fueron alertadas por otra diputada, Lesia Vasylenko.
Y hemos podido leer recientemente que
crecen, a diario, las denuncias de las violaciones de mujeres en suelo
ucraniano dentro de esta guerra. También Amnistía Internacional está
documentando casos y Naciones Unidas actúa como observador, aunque, creo,
podría hacer más. He podido leer también recientemente que dentro del material
que está enviando al gobierno ucraniano aparecen, también, kits anti-violación
para ayudar a las mujeres ucranianas.
¿Qué te llevó a investigar sobre
este tema y a escribir sobre el libro?
Fue en 2018 cuando estaba cursando el
máster en Paz, Seguridad y Defensa en el Instituto Gutiérrez Mellado de la
UNED. En una de las clases se habló de estas gravísimas prácticas en las
guerras actuales y me pareció tan interesante que realice mi trabajo fin de
máster sobre esta materia. Una vez concluido el master y matriculado en el
doctorado tenía muy claro que quería profundizar más en una materia donde había
mucho publicado, pero no con una orientación generalista. Por supuesto no podía
faltar la visión criminológica y el libro ofrece una perspectiva de las guerras
actuales y de la violencia sexual en conflictos armados desde los postulados de
la criminología clásica y actual.
Casi la totalidad de la
violencia sexual en los conflictos armados los producen hombres, ¿Por qué crees
que en una gran mayoría los hombres ejercen más violencia sexual que las
mujeres?
Sabemos que la violencia sexual en
general y en los conflictos armados en particular, tiene a la mujer como
objetivo porque su ejercicio no deja de ser una estrategia bélica para
desestabilizar, amenazar y dominar a toda una comunidad, ya sean desplazados,
refugiados o población civil; se trata de la destrucción moral y política del
enemigo, entendido este como un colectivo al que hay que someter a toda costa.
Es decir, que la violencia sexual en los conflictos armados es un paso más de
la violencia sexual que las mujeres sufren hoy día en lugares y tiempos de paz.
Hablo de una evolución lógica únicamente para definir desde la perspectiva de
la dominación enfermiza masculina el uso del cuerpo de la mujer como la
extensión del escenario del conflicto. Si el género ha sido (y es aún) una
relación de poder estructural entre hombres y mujeres a través del patriarcado
podemos afirmar que la masculinidad hegemónica ha sido sistémica durante muchos
siglos de nuestra historia, y hoy día lo seguiría siendo en lugares donde la
economía forma parte de una política militarizada, con grandes episodios
violentos donde se somete a la población civil como estrategia bélica, basada
en el control de los recursos naturales, tal y como ocurre en muchos países de
África y buena parte del mundo.
¿Cuál crees que sería una
solución para radicar este tipo de violencia?
Legalidad internacional, derechos
humanos y justicia universal, esas son las soluciones. Necesitamos estructuras
judiciales válidas para todo el orbe, y ya sabemos que la competencia de la
Corte Penal Internacional no ha sido ratifica por numerosos países, entre ellos
Estados Unidos, China, India,
Pakistán, Turquía, Israel o Rusia. En un mundo globalizado no podemos
consentir que sigan existiendo países donde la vulneración de los Derechos
Humanos sea habitual.
Hace poco entrevisté a Moussa,
un refugiado sirio que trabaja en España como periodista. Una de sus
reivindicaciones fue que las administraciones fueran más acogedoras para los
refugiados.
¿Estás de acuerdo con las
palabras de Moussa?
Completamente de acuerdo. En 2021 fueron
más de 84 millones los refugiados totales en el mundo. Y en estos días de 2022
se han sumado los 12 millones de ucranianos y ucranianas que han tenido que
salir de su tierra. Pero los países no pueden ir al albur de lo que buenamente puedan
hacer. Se necesitan organismos supranacionales que supervisen y pongan de
acuerdo a los territorios. En ese afán yo sigo viendo a la Unión Europea teniendo una nueva oportunidad para dejar de ser
el enano político que es poniendo en valor unos principios constitucionales que
nos unan en un modo de vida regido por el respeto a los Derechos Fundamentales;
una Europa social y democrática, donde el único sometimiento sea al imperio de
la Ley. Una Europa de la ciudadanía, una Unión de ciudadanos y ciudadanas, una
Europa más amplia, con paz, segura y sin guerras. Ahora que el multilateralismo
está en crisis, la Unión Europea debe ejercer influencia sobre cómo se debe
ejercer la ciudadanía en el mundo, exportando un modelo político basado en la
democracia y los derechos humanos constitucionalizados.
Rafa, tienes una labor como
parlamentario en la Asamblea de Madrid. ¿Se está atendiendo bien desde la
Comunidad de Madrid a las necesidades de los refugiados?
Hasta mayo del año pasado, cuando dejé
de ser diputado socialista en la Asamblea de Madrid, no se estaban haciendo
bien las cosas por el gobierno regional de Díaz Ayuso. En un constante guiño a la
ultraderecha, el PP de Isabel Díaz Ayuso tiene serias contradicciones que le
alejan de los consensos sociales no ya de los partidos de la izquierda, sino de
la ciudadanía. Estos años de pandemia nos han enseñado que necesitamos Estado,
administraciones públicas fuertes para poder soportar crisis como la del COVID-19.
Y desde luego, por las noticias que sobre comisiones dinerarias han cobrado
unos y otros, el gobierno de Díaz Ayuso no ha estado a la altura mirando para
otro lado constantemente, dejando a la ciudadanía a un albur liberal que solo
beneficia a los que tienen más recursos económicos. Cuando nos dicen que el
dinero de los impuestos están mejor en los bolsillos de los madrileños y
madrileñas nos quieren volver a engañar ya que sin impuestos no hay servicios
públicos y sin ellos, los que menos tenemos, salimos perjudicados.
¿Cómo valoras la política de
inmigración de la Comunidad de Madrid?
La región, por mor de las políticas
ultraliberales de los últimos 25 años, está perdiendo muchas de las
oportunidades que ofrece la llegada de nuevos madrileños a la Comunidad de
Madrid. Lo decía hace un momento, y es que el afán de permanecer en el poder
hace que planteamientos fascistas sean aceptados como parte del programa de
gobierno. Una sociedad diversa genera riqueza en todas las dimensiones de la
realidad social. En el informe que el Consejo Económico y Social hizo sobre
este asunto en 2019 se dice alto y claro qué parte de la gobernanza se debe
trabajar para disponer de una región acogedora y receptora. Así, el empleo, la
condición de vida de los inmigrantes y su situación económica, la protección
social, la sanidad, los servicios sociales o la atención a la dependencia, la
vivienda o el sistema educativo son fundamentales para tener una integración
plena, pero hoy día, sanidad, educación, vivienda, dependencia, empleo no están
siendo garantizadas para ningún colectivo vulnerable en la Comunidad de Madrid.
No debemos olvidar que en la región existen más de 1,4 millones de personas que
están en riesgo de pobreza y/o exclusión social. ¡Ojo con esta cifra! Es el resultado
de tantos años de gobiernos de la derecha en la región adelgazando la
administración perjudicando la sanidad, la educación, la dependencia o nuestro
medio ambiente, entre otras cosas.
Últimamente fluyen muchos
mensajes con mucha falta de respeto hacia los inmigrantes. Y lo peor es que se
está asentando este discurso de rechazo. ¿Qué se debe de hacer para no dejarse
llevar po ese discurso?
Un gran acuerdo por el respeto, por la
multiculturalidad, por la convivencia ciudadana. Alejar del debate político
esta cuestión que afecta tan de lleno a las personas. Desafortunadamente hay
partidos ultraderechistas que se aprovechan de la debilidad de unos para cargar
contra otros. Espero que los ciudadanos libremente decidan apartar a aquellos y
aquellas que generan confrontación al exclusivo objeto de su éxito político. Ahora
son tiempos de tener a los y las mejores al frente de la administración, sea
cual sea el ámbito territorial.
Finalmente, ¿Dónde podemos
encontrar tu libro?
Podemos encontrarlo en Dykinson, y se
puede adquirir desde su página web, de la que os dejo el enlace.
https://www.dykinson.com/libros/la-violencia-sexual-en-conflictos-armados/9788411222006/
Una vez más, muchas gracias, Alejandro.
Podéis acceder a la entrevista en pinchando en este enlace.
lunes, 9 de mayo de 2022
La violencia sexual en conflictos ARMADOS.
Resumen del libro LA VIOLENCIA SEXUAL EN CONFLICTOS ARMADOS.
Un arma de guerra fuera del control de la legalidad internacional.
Desde el fin de la Guerra Fría, los conflictos armados, las guerras,
ya no son iguales. En nuestros días la mayor parte de ellas son civiles, dentro
de un mismo estado, en contextos muy inestables y con trágicas consecuencias
humanas. Las formas incluyen métodos donde la violación masiva de los Derechos
Humanos es habitual, donde se recluta a niños y adolescentes, donde el miedo y
el terror son estrategias en un concepto asimétrico de conflicto profundamente
violento e ideologizado por razón de etnia, credo o control económico.
A nuestros efectos definimos violencia sexual en conflicto a partir de
la resolución S/RES/1820, de 19 de junio 2008, aprobada por el Consejo de
Seguridad de Naciones Unidas en su sesión número 5916. En este sentido hablamos
de una violencia con rasgos diferenciadores, distinta de cualquiera de las
agresiones sexuales que se observan en zonas que no están sometidas a
conflictos armados y que son calificadas como delitos contra la libertad
sexual. Por recordar lo que nos dice dicha resolución, hacemos hincapié en la
violencia sexual que, en conflicto, se emplea como táctica de guerra con el
objeto de atacar a civiles, de manera deliberada, o como parte de una
estrategia de ataque sistemático, generalizado y metódico. Porque atacar a
mujeres y niñas no sólo genera miedo en la población civil, sino que puede
llevar a destruir varias generaciones del supuesto enemigo, generalmente de una
etnia contraria a la de los atacantes, lastrando el futuro de los pueblos de
manera genocida. Y es que la violencia sexual es una de las herramientas clave
en el ejercicio de dominación que una facción pretende imponer sobre la otra,
desintegrando el tejido social que sostiene a una cultura determinada. Estas
violaciones sistemáticas, deliberadas, masivas, estas campañas de terror se
llevan a cabo de diferentes maneras además de la violación, estando presente en
estos escenarios bélicos la esclavitud sexual, el embarazo forzado, el
matrimonio forzado, la mutilación, el canibalismo, la violación de mujeres
embarazadas o ancianas, el incesto o la obligación de forzar relaciones
sexuales entre familiares o con menores.
Es en este contexto donde surge la violencia sexual en los conflictos
armados. Y somos conscientes de ello porque, además de suceder, son sus
víctimas las que hoy nos lo narran en esta era globalizada. Nos referimos a los
testigos que la sufrieron, y contaron, en primera persona, primero en la guerra
de los Balcanes (1991) y después en Ruanda (1994). En ambos conflictos armados,
en contextos de guerra civil, la violación sistemática fue utilizada como
estrategia bélica, organizada y orquestada con fines tácticos, en muchos casos
también como limpieza étnica, sobre todo desde los años noventa del siglo
pasado. La impunidad con que se realizaban estas prácticas obligó a la
comunidad internacional a reaccionar. Así, tanto el Secretario General, como el
Consejo de Seguridad y la Asamblea General de Naciones Unidas redactan
informes, analizan la situación en aquellos lugares donde ocurre y proponen
medidas de prevención, de seguimiento y vigilancia de estas nuevas formas
bélicas, además de sanciones a los que las perpetran. Incluso el Tribunal Penal
Internacional juzga y condena las prácticas en los conflictos de la ex Yugoslavia
y Ruanda. Pero hoy, veinte años después de la Sentencia Akayesu y otros
tantos años después de la histórica resolución 1325 del Consejo de Seguridad de
Naciones Unidas, estas prácticas se siguen sucediendo. En más de veinte países,
bien por el conflicto armado, bien por estrategia de terror de la delincuencia
transnacional, se siguen produciendo violaciones sistemáticas utilizadas contra
la población civil como arma de guerra.
En cuanto al estudio de caso, nos hemos detenido en uno de actualidad:
el conocido como Yihad sexual en el autodenominado Estado Islámico (EI), o
DAESH. Es éste un sistema de captación y radicalización de mujeres de cualquier
parte del mundo por parte de los insurgentes; también un reclamo de miles de
mujeres al servicio de los yihadistas en el Estado Islámico.
Desafortunadamente es de actualidad tanto el genocidio del pueblo
yazidí como el uso de esclavas sexuales por parte del autodenominado Estado
Islámico, así como el fenómeno Muhajirah, como se denomina en árabe a la mujer
migrante que ha resultado de gran ayuda tanto para el incremento del número de
insurgentes como para dotar de cierta reputación, sobre todo en la Umma, al autodenominado Estado Islámico.
Un gran número de testimonios de mujeres que fueron voluntariamente al
DAESH relatan que resultaron engañadas y que se convirtieron en meros objetos
sexuales de los insurgentes, por lo que tendríamos una nueva versión del uso
que del sexo se hace en un conflicto armado como el que desarrolla el DAESH en
Irak y Siria, aunque no sea, stricto sensu, el objeto del presente
estudio.
Además se hace un estudio pormenorizado con respecto del interés
científico que la Criminología y la Victimología tienen en los conflictos
armados y sus consecuencias. Así la violencia sexual en conflictos armados es
analizada desde las principales teorías criminológicas y victimológicas de la
historia, llegando a la conclusión de que la Criminología del siglo XXI debe
ser la de los Derechos Humanos y ocuparse, entre otros, de este importantísimo
y dramático asunto.
Lejos de su solución, esta práctica se generaliza en los conflictos
armados y se interrelaciona, de manera preocupante, con la trata de seres
humanos, el terrorismo y la delincuencia transnacional, ante la perplejidad de
una comunidad internacional que va muy por detrás de los acontecimientos.
El libro se puede adquirir en DYKINSON a través de este enlace.