viernes, 18 de septiembre de 2015

Acerca de la calidad del aire de la Comunidad de Madrid

En el pleno de la Asamblea de Madrid celebrado ayer, tuvimos la oportunidad de debatir sobre la calidad del aire de nuestra región. Gracias a una iniciativa del Grupo Parlamentario de PODEMOS, contrastamos diferentes modelos y posibles soluciones para este grave e importante problema. El PSOE-M tiene conciencia del problema y soluciones para paliarlo. 
En la intervención que tuve oportunidad de realizar ante el Pleno, esbocé algunas de las propuestas que realizaremos en breve ante el Parlamento Regional. A continuación, os dejo el texto de mi intervención. 

Gracias Señora Presidenta, Señorías,
Cuando hablamos de Calidad del Aire hablamos de salud, no cabe duda alguna y no les descubro ningún misterio.Y cuando hablamos de la ciudad de Madrid, sabemos que su calidad del aire no tiene demasiada vitalidad, desafortunadamente.

Mas al contrario, ésta empeora día a día, contagiando a los municipios del entorno, sobre todo y en este momento,  a los de la primera corona metropolitana, que llevan varios años sufriendo su creciente contaminación. Podemos afirmar, por lo tanto,  que la calidad del aire afecta de manera directa a nuestra calidad de vida.

La OMS en un reciente informe, calcula que son unas 7 millones de personas al año las que mueren como consecuencia de la contaminación atmosférica siendo las cardiopatías isquémicas, los accidentes cerebrovasculares, las  neumopatías obstructivas crónicas, el cáncer de pulmón y las infecciones agudas de las vías respiratorias inferiores en los niños, las principales causas. Sin lugar a dudas, la mala calidad del aire es el principal riesgo medioambiental para la salud.

La contaminación del aire madrileño registra, año tras año (en los últimos 20 al menos) la denuncia de organismos internacionales y la exigencia de medidas contundentes y efectivas para suprimir esta grave amenaza sanitaria.

Existe sobrada jurisprudencia estatal y europea sobre la calidad del aire. En concreto, dice su principal normativa, la Directiva Europea 2008/50, que con el fin de proteger la salud humana y el medio ambiente en general, es particularmente importante combatir las emisiones de contaminantes en la fuente de emisión, y determinar y aplicar medidas de reducción de emisiones más eficaces a los niveles local, nacional y comunitario.

Así, evitar, prevenir o reducir las emisiones de contaminantes nocivos de la atmósfera, y fijar  objetivos aplicables a lo que la Directiva llama “aire ambiente”, debe preponderar sobre cualquier política en las zonas urbanas con gran aglomeración ciudadana.

La Ley 34/2007, de calidad del aire y protección de la atmósfera, establece las bases en materia de prevención, vigilancia y reducción de la contaminación atmosférica con el fin de evitar y aminorar los daños que de ésta puedan derivarse para las personas, el medio ambiente y demás bienes de cualquier naturaleza. Los principios rectores de esta Ley son los de cautela y acción preventiva, de corrección de la contaminación en la fuente misma y de que quien contamina paga.

El Real Decreto 102/2011, relativo a la calidad del aire, establece pormenorizadamente cómo debe conseguirse y en función de qué parámetros, estableciendo como principios la subsidiariedad y la coordinación institucional.

Como vemos, no es un problema de ordenación (por cierto, el grueso de las leyes fueron elaboradas por gobiernos socialistas), sino un problema de aplicación de las medidas explicitadas y tendentes a evitar tanto la contaminación como  la mala calidad del aire que respiramos.

Hablamos de aplicar la Ley.

Existen datos ciertos que nos permiten afirmar que mejorar la calidad del aire disminuye la carga de morbilidad por enfermedades asociadas a la contaminación atmosférica. Si el problema de la contaminación atmosférica por partículas en suspensión, dióxido de azufre y ozono está ligado a la calidad del aire en las ciudades, es aquí donde tenemos que poner el mayor empeño para su solución; no en vano la ONU calcula que para el año 2050 será el 70% de la población mundial, es decir más de 5.100 millones de personas, las que vivan en ciudades.

Diferentes asociaciones ecologistas, especialmente Ecologistas en Acción, a través de informes, nos han ido relatando cómo prácticamente en todas las estaciones de tráfico de la ciudad de Madrid, durante los últimos años, se han superado en algún momento los valores límite para la salud humana.

Las estaciones que han superado este umbral lo han hecho, o bien por sobrepasar los límites del Dióxido de Nitrógeno (NO2) o bien por superar el límite horario de las exposiciones. Sabemos, además, que el elevado número de vehículos, sobre todo Diesel, son los causantes de las elevadas cifras de este contaminante, y también de la sobrexposición al denominado PM10; también lo es, como precursor, del llamado Ozono malo (O3).

Si sabemos que la causa principal de la contaminación atmosférica y de la mala calidad del aire de varias ciudades de la Comunidad de Madrid se debe al tráfico rodado, si tenemos legislación suficiente, si conocemos desde donde se irradia dicha contaminación, ¿por qué no se actúa?

Realmente, la pregunta es por qué no se ha actuado con anterioridad, ya que la situación actual podría haber sido distinta,  mejor quiero decir,  si alguna de las administraciones, bien Ayuntamiento de Madrid, bien Comunidad de Madrid, ambas gobernadas durante los últimos 20 años por el Partido Popular, hubieran hecho algo. Ahora toca correr más; pero, sobre todo, tomarnos en serio este importante problema, asumiendo que la calidad del aire, de manera transversal, afecta directamente a varias acciones políticas de las que la Comunidad de Madrid es competente, empezando por la salud de sus habitantes.

La desidia del Partido Popular tiene remedio, aprobando y desarrollando una estrategia de calidad del aire y salud ambiental en nuestra Comunidad, inexistente hasta la fecha. Si la Comunidad de Madrid cumpliera con la responsabilidad de vigilancia, control y, sobre todo, sanción, que la Ley 34/2007, de calidad del aire y protección de la atmósfera, otorga a todas las Comunidades Autónomas, tal vez no estaríamos con la gravedad del momento actual.
Si la Comunidad de Madrid, en manos del Partido Popular, y el Ayuntamiento de Madrid, en manos del Partido Popular hasta el pasado 13 de junio, hubieran inspeccionado los focos de emisiones tipificados y no tipificados, estaríamos, quizá en un escenario distinto.

Desde el Grupo Parlamentario Socialista valoramos positivamente la Proposición No de Ley que presenta el Grupo Parlamentario de PODEMOS. Pero creemos que se queda corta. Es cierto que es lo urgente, pero, desde nuestro punto de vista, se hace necesario aprobar con velocidad de vértigo una verdadera ESTRATEGIA REGIONAL DE CALIDAD DEL AIRE, armonizada con una auténtica Ley de Cambio Climático, que vaya más allá del PLAN AZUL, que reduzca, controle e informe acerca de la contaminación atmosférica en nuestra región, y defina un protocolo regional para situaciones de emergencia derivadas de la mala calidad del aire que respiramos.

 Actualmente, la estrategia de calidad del aire aprobado por el Gobierno regional es un mero documento propositivo que no entra a analizar a fondo los problemas; ni siquiera contempla seriamente la necesidad de reducción de tráfico en la región y en la ciudad de Madrid. Recordamos, señorías, que los niveles de ozono alcanzados este verano, en la región, en la ciudad de Madrid y en algunos municipios, han sido históricos, los peores hasta la fecha, y todo hace indicar que de no actuar, serán peores.

Queda claro que este Plan Azul, que la estrategia de la Comunidad de Madrid, no ha reducido la contaminación atmosférica.

Hay que generar y desarrollar, tanto en la ciudad de Madrid como en los municipios con grandes aglomeraciones de personas y vehículos, zonas de BAJAS EMISIONES, ampliando claramente las actuales.
Un plan de MOVILIDAD SOSTENIBLE regional, que reduzca los desplazamientos en vehículo privado. Y, claro está, un plan de movilidad sostenible para la ciudad de Madrid, diseñado en colaboración con los agentes sociales y organizaciones ciudadanas.
Disuadir del uso del coche en el interior de la ciudad exige tener las ideas claras en el Consorcio Regional de Transportes, algo que hace 20 años  no ocurre en esta Comunidad. La utilidad social del transporte es algo que sobrepasa un presupuesto de ingresos y gastos. Abaratar el transporte es hacer algo por nuestros jóvenes, por nuestros parados, y por nuestro medio ambiente. Deberían pensar en ello.

Desde la Empresa Municipal de Transportes, desde todas las empresas públicas de la región encargadas del transporte, se deben incorporar el 100% de vehículos eléctricos o poco contaminantes, como el Gas Natural o los Gases Licuados del Petróleo; subvencionar y facilitar estaciones de servicio de estos productos ayudará a que muchos ciudadanos incorporen esta tecnología en su vehículo particular.

Señorías, estas medidas, y no otras, facilitarán una mejora de la calidad del aire y, por tanto, de nuestra salud física y ambiental. 20 años de desidia nos han traído hasta aquí, pero no vamos a resignarnos. En breve presentaremos una Proposición NO de Ley, donde les instaremos a aprobar una auténtica estrategia de Calidad del Aire. Esperamos, con sinceridad, que nos apoyen en esa tarea.
Para terminar, Señora Presidenta, comunicar que votaremos a favor de la Proposición No de Ley que ha presentado el Grupo Parlamentario de PODEMOS.

Muchas gracias. 

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