En el pleno de la Asamblea de Madrid celebrado ayer, tuvimos la oportunidad de debatir sobre la calidad del aire de nuestra región. Gracias a una iniciativa del Grupo Parlamentario de PODEMOS, contrastamos diferentes modelos y posibles soluciones para este grave e importante problema. El PSOE-M tiene conciencia del problema y soluciones para paliarlo.
En la intervención que tuve oportunidad de realizar ante el Pleno, esbocé algunas de las propuestas que realizaremos en breve ante el Parlamento Regional. A continuación, os dejo el texto de mi intervención.
Gracias Señora Presidenta, Señorías,
Cuando hablamos de Calidad del Aire hablamos de salud, no cabe
duda alguna y no les descubro ningún misterio.Y cuando hablamos de la ciudad de Madrid, sabemos que su
calidad del aire no tiene demasiada vitalidad, desafortunadamente.
Mas al contrario, ésta empeora día a día, contagiando a los
municipios del entorno, sobre todo y en este momento, a los de la primera corona metropolitana, que
llevan varios años sufriendo su creciente contaminación. Podemos afirmar, por lo tanto, que la calidad del aire afecta de manera
directa a nuestra calidad de vida.
La OMS en un reciente informe, calcula que son unas 7
millones de personas al año las que mueren como consecuencia de la
contaminación atmosférica siendo las cardiopatías
isquémicas, los accidentes cerebrovasculares, las neumopatías obstructivas crónicas, el cáncer
de pulmón y las infecciones agudas de las vías respiratorias inferiores en los
niños, las principales causas. Sin lugar a dudas, la mala calidad del aire es el principal
riesgo medioambiental para la salud.
La contaminación del aire madrileño registra, año tras año
(en los últimos 20 al menos) la denuncia de organismos internacionales y la
exigencia de medidas contundentes y efectivas para suprimir esta grave amenaza
sanitaria.
Existe sobrada jurisprudencia estatal y europea sobre la calidad
del aire. En concreto, dice su principal normativa, la Directiva Europea 2008/50, que con el fin de proteger la salud
humana y el medio ambiente en general, es particularmente importante combatir
las emisiones de contaminantes en la fuente de emisión, y determinar y aplicar
medidas de reducción de emisiones más eficaces a los niveles local, nacional y
comunitario.
Así, evitar, prevenir
o reducir las emisiones de contaminantes nocivos de la atmósfera, y fijar objetivos aplicables a lo que la Directiva
llama “aire ambiente”, debe preponderar sobre cualquier política en las zonas
urbanas con gran aglomeración ciudadana.
La Ley 34/2007, de calidad del aire y protección de la
atmósfera, establece las bases en materia de prevención, vigilancia y reducción
de la contaminación atmosférica con el fin de evitar y aminorar los daños que
de ésta puedan derivarse para las personas, el medio ambiente y demás bienes de
cualquier naturaleza. Los principios rectores de esta Ley son los de cautela y
acción preventiva, de corrección de la contaminación en la fuente misma y de
que quien contamina paga.
El Real Decreto 102/2011, relativo a la calidad del aire,
establece pormenorizadamente cómo debe conseguirse y en función de qué
parámetros, estableciendo como principios la subsidiariedad y la coordinación
institucional.
Como vemos, no es un problema de ordenación (por cierto, el
grueso de las leyes fueron elaboradas por gobiernos socialistas), sino un
problema de aplicación de las medidas explicitadas y tendentes a evitar tanto la
contaminación como la mala calidad del
aire que respiramos.
Hablamos de aplicar
la Ley.
Existen datos ciertos que nos permiten afirmar que mejorar
la calidad del aire disminuye la carga de morbilidad por enfermedades asociadas
a la contaminación atmosférica. Si el problema de la contaminación atmosférica por
partículas en suspensión, dióxido de azufre y ozono está ligado a la calidad
del aire en las ciudades, es aquí donde tenemos que poner el mayor empeño para
su solución; no en vano la ONU calcula que para el año 2050 será el 70% de la
población mundial, es decir más de 5.100 millones de personas, las que vivan en
ciudades.
Diferentes asociaciones ecologistas, especialmente
Ecologistas en Acción, a través de informes, nos han ido relatando cómo
prácticamente en todas las estaciones de tráfico de la ciudad de Madrid,
durante los últimos años, se han superado en algún momento los valores límite
para la salud humana.
Las estaciones que han superado este umbral lo han hecho, o
bien por sobrepasar los límites del Dióxido de Nitrógeno (NO2) o bien por
superar el límite horario de las exposiciones. Sabemos, además, que el elevado
número de vehículos, sobre todo Diesel, son los causantes de las elevadas
cifras de este contaminante, y también de la sobrexposición al denominado PM10;
también lo es, como precursor, del llamado Ozono malo (O3).
Si sabemos que la causa principal de la contaminación
atmosférica y de la mala calidad del aire de varias ciudades de la Comunidad de
Madrid se debe al tráfico rodado, si tenemos legislación suficiente, si
conocemos desde donde se irradia dicha contaminación, ¿por qué no se actúa?
Realmente, la pregunta es por qué no se ha actuado con
anterioridad, ya que la situación actual podría haber sido distinta, mejor quiero decir, si alguna de las administraciones, bien
Ayuntamiento de Madrid, bien Comunidad de Madrid, ambas gobernadas durante los
últimos 20 años por el Partido Popular, hubieran hecho algo. Ahora toca correr
más; pero, sobre todo, tomarnos en serio este importante problema, asumiendo
que la calidad del aire, de manera transversal, afecta directamente a varias acciones
políticas de las que la Comunidad de Madrid es competente, empezando por la
salud de sus habitantes.
La desidia del Partido Popular tiene remedio, aprobando y
desarrollando una estrategia de calidad del aire y salud ambiental en nuestra
Comunidad, inexistente hasta la fecha. Si la Comunidad de Madrid cumpliera con la responsabilidad
de vigilancia, control y, sobre todo, sanción, que la Ley 34/2007, de calidad
del aire y protección de la atmósfera, otorga a todas las Comunidades
Autónomas, tal vez no estaríamos con la gravedad del momento actual.
Si la Comunidad de Madrid, en manos del Partido Popular, y
el Ayuntamiento de Madrid, en manos del Partido Popular hasta el pasado 13 de
junio, hubieran inspeccionado los focos de emisiones tipificados y no
tipificados, estaríamos, quizá en un escenario distinto.
Desde el Grupo Parlamentario Socialista valoramos
positivamente la Proposición No de Ley que presenta el Grupo Parlamentario de
PODEMOS. Pero creemos que se queda corta. Es cierto que es lo urgente, pero, desde
nuestro punto de vista, se hace necesario aprobar con velocidad de vértigo una
verdadera ESTRATEGIA REGIONAL DE CALIDAD
DEL AIRE, armonizada con una auténtica Ley de Cambio Climático, que vaya
más allá del PLAN AZUL, que reduzca, controle e informe acerca de la
contaminación atmosférica en nuestra región, y defina un protocolo regional
para situaciones de emergencia derivadas de la mala calidad del aire que
respiramos.
Actualmente, la
estrategia de calidad del aire aprobado por el Gobierno regional es un mero
documento propositivo que no entra a analizar a fondo los problemas; ni
siquiera contempla seriamente la necesidad de reducción de tráfico en la región
y en la ciudad de Madrid. Recordamos, señorías, que los niveles de ozono alcanzados
este verano, en la región, en la ciudad de Madrid y en algunos municipios, han
sido históricos, los peores hasta la fecha, y todo hace indicar que de no
actuar, serán peores.
Queda claro que este Plan Azul, que la estrategia de la
Comunidad de Madrid, no ha reducido la contaminación atmosférica.
Hay que generar y desarrollar, tanto en la ciudad de Madrid
como en los municipios con grandes aglomeraciones de personas y vehículos,
zonas de BAJAS EMISIONES, ampliando claramente las actuales.
Un plan de MOVILIDAD SOSTENIBLE regional, que reduzca los
desplazamientos en vehículo privado. Y, claro está, un plan de movilidad
sostenible para la ciudad de Madrid, diseñado en colaboración con los agentes
sociales y organizaciones ciudadanas.
Disuadir del uso del coche en el interior de la ciudad exige
tener las ideas claras en el Consorcio Regional de Transportes, algo que hace
20 años no ocurre en esta Comunidad. La
utilidad social del transporte es algo que sobrepasa un presupuesto de ingresos
y gastos. Abaratar el transporte es hacer algo por nuestros jóvenes, por
nuestros parados, y por nuestro medio ambiente. Deberían pensar en ello.
Desde la Empresa Municipal de Transportes, desde todas las
empresas públicas de la región encargadas del transporte, se deben incorporar
el 100% de vehículos eléctricos o poco contaminantes, como el Gas Natural o los
Gases Licuados del Petróleo; subvencionar y facilitar estaciones de servicio de
estos productos ayudará a que muchos ciudadanos incorporen esta tecnología en
su vehículo particular.
Señorías, estas medidas, y no otras, facilitarán una mejora
de la calidad del aire y, por tanto, de nuestra salud física y ambiental. 20
años de desidia nos han traído hasta aquí, pero no vamos a resignarnos. En
breve presentaremos una Proposición NO de Ley, donde les instaremos a aprobar
una auténtica estrategia de Calidad del Aire. Esperamos, con sinceridad, que
nos apoyen en esa tarea.
Para terminar, Señora Presidenta, comunicar que votaremos a
favor de la Proposición No de Ley que ha presentado el Grupo Parlamentario de
PODEMOS.
Muchas gracias.
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